En Onward, nos encontramos con la historia de Ian (Tom Holland) y Barley (Chris Pratt), dos hermanos que añoran a su padre fallecido. Ian daría lo que fuera por haberle conocido, pues desgraciadamente falleció cuando era un bebé y en el día de su cumpleaños se presenta una oportunidad: su padre le dejó un regalo inesperado: la vara de un mago, junto con un hechizo que facilitaría su regreso a la vida por un solo día. Con este punto de partida, los dos hermanos emprenden un auténtico viaje del héroe para poder pasar un día más con su padre.
Disney y Pixar nos traen con Onward un canto a la familia enmarcado dentro del género de las aventuras. Bebiendo de la literatura fantástica y los juegos de rol, la película transporta al espectador a un mundo donde se funden la realidad y la magia antigua. El director y escritor de la cinta, Dan Scanlon, realiza un gran homenaje a El Señor de los Anillos, Indiana Jones, la mitología griega y celta que se percibe en todos los escenarios. Además de que construye sin duda una de las relaciones familiares más bonitas que se han visto en los últimos tiempos en la pantalla grande. Porque si Onward tiene una esencia es precisamente esa: la familia moderna en la que hay cosas más importantes que los lazos de sangre.
Onward es un viaje del héroe en el que Ian busca su identidad como cualquier adolescente, pero en el que también descubre lo que realmente significa Barley para él. Y hasta aquí escribiré sobre la misma, porque es una cinta que merece ser descubierta, porque no es como dicen algunos una obra menor de la factoría de Toy Story sino todo lo contrario, es una obra maestra que se podrá disfrutar desde el próximo 6 de marzo en cines.
