SEFF 2015. Secuencia 3: Déjame que te cuente «El Cuento de los Cuentos»

(Viene de la segunda entrega)

INT. TEATRO LOPE DE VEGA – NOCHE

OJO IZQUIERDO
Cuéntame un cuento y verás que contento…
OJO DERECHO
Para irnos a la cama y tener lindos sueños.

Desde un palco. Cortinajes rojos. Trazados curvos. Ambiente barroco para un cuento barroco. Mateo Garrone en el escenario. El Cuento de los Cuentos en la pantalla. La fantasía flotando entre bambalinas.
El cuento de los Cuentos

No hay érase una vez. Todavía no. Antes de los Hermanos Grimm. Antes de Perrault o Andersen. Cenicienta, El Gato con Botas, Rapunzel. Fueron porque los dejó escritos Giambatista Basile. Luego serían una vez. Primero tuvieron que ser en napolitano. Ahora, algunos de sus compañeros son cine gracias al director italiano.

Tres cuentos. Tres mujeres. Tres edades. El deseo. El de la niña, el de la madre, el de la anciana. Amor, maternidad, juventud. Por encima de la vida. Por encima de todo está el deseo. Sangre, sudor y lágrimas. Realidad, pues, y fantasía. Tragedia y humanidad. Razón de la sinrazón. Porque el sueño de la razón produce monstruos.
Los Caprichos de Goya produjeron monstruos en la mente de Garrone. Todo es un capricho. Un capricho grotesco y monstruoso, bello a la vez. Caprichos de brujas inspiraron ancianas con ansias de juventud. Caprichos monstruosos inspiraron criaturas. “¡Qué se la llevaron!”, “El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega”. Dos caprichos para una princesa que busca su príncipe. Muchos más. Porque hay un Goya para todo y Garrone siente fascinación por el pintor zaragozano. Pero yo veo más que Goya. Mucho más allá. Veo mujeres prerrafaelitas. Esas mujeres lánguidas de pelo dorado que yacen en la naturaleza como muertas, como ausentes. Veo a la Judith de Caravaggio con la cabeza de Holofernes (Parecido sorprendente con la actriz Bebe Cave). Veo colgada a Danae y la lluvia dorada en las estancias de ese rey libidinoso. Veo arte. Incluso lo escucho, el arte y el barroco, en la música del omnipresente Alexandre Desplat. Una melodía para cada historia. Resuenan lejanos los ecos de Bach y su “Pasión según San Mateo” como fuente. ¿De la juventud? No, del deseo de maternidad y el amor entre dos curiosos hermanos. El barroco nos rodea por todas partes con su horror vaqui. En sí mismo y como referencia. La luz dibuja, luminosa, aliviando en ciertos momentos la espesura barroquizante. La oscuridad se siente. Siempre.
Vincent Cassel y su enorme e interesante presencia. Un hombre que ni feo ni guapo. Un hombre que es un hombre. Un hombre que sabe hacer como nadie de vicioso. Que compone bellos y bestias, no importa la época ni el lugar. Salma Hayek fría. Reina con andares de reina. Reina comecorazones, que no de corazones. Tan reina que es capaz de sacar de la historia a un leve John C. Reilly a las primeras de cambio. Los rostros conocidos se mezclan y dan valor a la obra que aúna las artes. El arte del arte. El cuento de los cuentos.

VOZ DE MI CONCIENCIA
¿Seremos felices y comeremos perdices?
OJOS
(Soltando chispitas brillantes)
Nosotros hemos disfrutado como enanos y criaturas fantásticas varias.
Perdices no, palomitas, que estamos en el cine. A poder ser de colores, que son más barrocas.

Desnudos en "El cuento de los Cuentos"
Caperucita Roja en "El cuento de los Cuentos"
Blancanieves en "El cuento de los Cuentos"

(CONTINÚA)

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